miércoles, 22 de mayo de 2013

Bajo el aroma de mi soledad.

Toda la esperanza que un día prometí tener cuando la fuerza se me fuera por la boca, cuando mi orgullo se redujera a cero, hoy se han reducido a cenizas. 
Ni tu nombre me causaba tanto respeto como la palabra ''perder''. Nunca he sido de perder, ni las ganas ni el tiempo. Pero cuando todo se pone en tu contra, cuando lo único a lo que podías aferrarte para continuar ha decidido marcharse; amiga, entonces ningún esfuerzo valdrá la pena. Puedes llorar, reír, salir, patalear o incluso gritar, que él no vendrá. Y en ese momento en el que lo empiezas a comprender, es cuando verdaderamente te sientes sola, cuando sabes que su recuerdo se va con el humo de tu cigarro y sus besos se consumen en tu boca.

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