miércoles, 22 de mayo de 2013

Bajo el aroma de mi soledad.

Toda la esperanza que un día prometí tener cuando la fuerza se me fuera por la boca, cuando mi orgullo se redujera a cero, hoy se han reducido a cenizas. 
Ni tu nombre me causaba tanto respeto como la palabra ''perder''. Nunca he sido de perder, ni las ganas ni el tiempo. Pero cuando todo se pone en tu contra, cuando lo único a lo que podías aferrarte para continuar ha decidido marcharse; amiga, entonces ningún esfuerzo valdrá la pena. Puedes llorar, reír, salir, patalear o incluso gritar, que él no vendrá. Y en ese momento en el que lo empiezas a comprender, es cuando verdaderamente te sientes sola, cuando sabes que su recuerdo se va con el humo de tu cigarro y sus besos se consumen en tu boca.

martes, 21 de mayo de 2013

Era un sueño que tenía pendiente en la realidad.

Era un día como otro cualquiera, no tenía nada en especial, prometía ser igual de gris que los últimos días que he pasado sin ti.
Sin embargo, mientras me dejaba llevar por los recuerdos, pude ver frente a mi  la figura de un cuerpo que me era bastante familiar. Alto, fuerte, corpulento, moreno y con seguridad. Durante un momento no quise dejarme llevar y salir corriendo hacia ti por miedo a descubrir que no eras tú, y que tendría que esperarte otros cinco años más. Pero entonces te giraste, y contemplé tu hermosa y gran sonrisa. Estabas igual, nada en ti había cambiado, sólo tenías el pelo algo más claro y largo, pero tu presencia, tu esencia, tu forma de ser, era la misma. 

Para mi sorpresa tardaste solo diez segundos en darte cuenta de mi presencia. Cuando quise darme cuenta estaba atrapada entre tus fuertes brazos, y mis sentimientos no pudieron soportarlo, acabaron desbordando. No parabas de decirme cuanto me querías, cuanto me habías echado de menos, no parabas de besarme por toda la cara, como si fuera un santo al que sólo se puede ver una vez en la vida. No sabía que hacer, que decir, sólo sabía llorar y llorar. No sé si de pena o de felicidad, pero era lo único que quería y podía hacer. Entonces me salieron varias palabras, casi sin fuerza, pero lo suficientemente alto para que se me oyera: "No vuelvas a irte, sea donde sea. No te volveré a dejar que te marches." Y él, como siempre, me sonrió y me besó. 
"Jamás", fue lo último que pude oír antes de concentrarme en los latidos de su corazón
Sentí que por primera vez habías vuelto, habías aparecido en mi vida. Ya no iba a volver a estar sola nunca más. Mis miedos se anularían.

Quise hacer de todo, pero perderme fue la mejor opción.

Un día perdí las fuerzas que me quedaban, mis ganas. Perdí mi propio camino. Y hoy, me encuentro en el mismo punto de salida, o de llegada, aún no lo sé.

sábado, 18 de mayo de 2013

...todo llega.

Tarde o temprano...

Comencé a soñar con lo que podría conseguir y lo que podría perder, y me aterrorizó ver que casi lo perdía todo. Pero a la larga ganaba más, poco a poco.
No quiero temerle a algo que aún está por llegar, pero mi conciencia se empeña en llorar y querer dar varios pasos hacia atrás. No puedo, pero debo, y por eso mismo quiero. Quiero perder de vista todo este panorama, toda esta oscuridad que me está atrapando y con la que casi no puedo ver la luz. Pero ahí está, siempre ha estado ahí, pequeña e indefensa pero a la vez fuerte y con ganas de vivir, de vivir conmigo, de gritar y reír sin temerle a nada, sólo a lo que podríamos llegar a ser juntas.
Más vale tarde que nunca. Más vale que exista el ''aún'', que el ''entonces''. Todo vale si te tengo aquí conmigo.


sábado, 11 de mayo de 2013

Una entrada que sólo tiene una única salida, su propia entrada.

No quiero admitir nada, porque nada una vez lo fue todo.

Sentir que el Sol nunca se pone y que las noches son eternas. Tener miedo de algo que aún no ha pasado y sin embargo ver como todo se derrumba porque no lo hice de la forma correcta. Tengo miedo. Presiento que tengo que huir, pero no se de qué. Busco entre viejos pensamientos, entre recuerdos de mi viejo baúl polvoriento llamado corazón que aún nadie consiguió abrir. Perdí la llave hace tiempo.

Como la vieja anciana que vendía una manzana envenenada a una preciosa joven, como la maléfica bruja que condenó a una joven a dormir eternamente, como una madrastra que encerró a su hijastra. Como si estuviera robando el poco aire que queda para vivir. Y aún así me siguen mirando con ojos de cordero diciéndome palabras como si provinieran de una gran verdad, ''ten fe en ti misma''. Mientras yo les contesto: 

-Mañana, quizás.