jueves, 13 de febrero de 2014

 Perdona todos mis miedos, mis inseguridades, mis ganas de huir.
Lo nuestro prometía no ser una historia más, porque ni tú ni yo éramos simplemente ''unos más''. Nos reíamos y con eso me bastaba, me sentía querida, y con eso me era suficiente. No supe comprenderte, pero sobre todo, no supe comprenderme a mi misma. Nunca he sido chica de buenas palabras, ni buenos sentimientos. Nunca he sabido expresarme de la forma correcta, siempre acababa equivocándome... Fallando a alguien, y esta vez fuiste tú.

Propósitos.


En ti, en mi. Aquí, allí. En cualquier lugar del mundo.
Sé que estás ahí, quizás no tan cerca como me gustaría, pero estás. ¿Quién sabe dónde?, ¿quién sabe con quién?.
Como dos barcos de papel que navegan a la deriva en busca de un trozo de cielo, de no tocar fondo, de no chocar. Te buscaba en cualquier lugar, necesitaba sentir que existías. A pesar de ello siempre supe que nunca te encontraría, pero mis fuerzas no flaqueaban, mi barco solo sabía navegar.
Echaba de menos cosas que no tuve lugar ni tiempo de experimentar. No me dejé avasallar. Tenía la necesidad de seguir hacia delante, no conocía cuál era mi camino pero sabía que no estaba en mi pasado por una simple y única razón: tú no estabas en él.

Y ahora no espero, no me fijo en mi dolor, solo camino... Algún día sabré que he llegado a mi destino, a mi trozo de cielo; y entonces, solo entonces, bajaré el ancla, acamparé, (te)buscaré.