viernes, 17 de agosto de 2012

17.

La espera, la inalcanzable pero a la vez dulce espera.
Hoy es uno de esos días en los que necesitas ordenar tu mente, despejarte de cualquier cosa que te atormente, porque hoy ha sido uno de los pocos días en los que el gato te comió la lengua.
Sin darme cuenta he estado esperando más y más, pero, nunca supe el qué. No sabía que era lo que buscaba, pero lo que si que tenía claro es que lo esperaba con ansias. Necesitaba hablarte, saber de ti... pero, sin embargo, cada vez que lo hacía mi cuerpo se quedaba con una gran sensación de vacío. Esperaba más de ti.
Necesitaba verte pero era prácticamente imposible, porque aunque saliera de mí, tu rompías ese sueño en pedazos de cristal de forma irreparable. ¿A quién pretendía engañar? no era, ni soy, nadie en tu vida. Pero como casi siempre, necesitamos la verdad por delante, y mi verdad ha sido de lo más patética. Meses y meses con una estúpida sonrisa, una carátula que pretendía demostrar algo que no existía: la complicidad.
Me estrellé de la manera más torpe, conmigo misma. Solo me faltó leer tres mensajes para saberlo, para comprenderte, para conocerte.
Ya si puedo poner un punto final a toda esta historia, ya si puedo dejarme llevar por unas horas sin que nadie me diga lo contrario, ya si puedo ver la verdad que tanto tiempo se asomaba por mi ventana.

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