lunes, 2 de enero de 2012

Si sabes correr, va siendo hora de que empieces.

En este mundo hay gente dulce y otras no tanto, exactamente definidas como estúpidas, desagradables. En este grupo me encuentro yo, desafortunada en el amor, asustadiza, despreocupada, incluso podría decir un poco inquietante, pero que le vamos hacer si me han convertido en lo que soy. Los problemas nunca me solían asustar lo suficiente como para echarme atrás, pero si que es verdad que en la gran mayoría de los casos que se me presentaban nunca los sabía solucionar, ni siquiera plantearlos. Creo que nunca traté de ser muy amable con los demás, aunque puede que sea por mantener esa ''estúpida'' careta de persona madura, nunca mejor dicho.
Pero entonces algo cambió cuando le conocí. No le había visto nunca, ni siquiera había hablado con él, y yo acababa de cumplir los dieciocho años y estaba dispuesta a cambiar, pero nunca pensé que lo hiciera tan rápido. Fue su sonrisa el primer gesto que le hizo dar un vuelco a mi pobre corazón, yo me encontraba atrapada en un suspense mientras él luchaba por rescatarme de esa película sin fin, una película que siendo tan distinta de las otras no tenía guión

No hay comentarios:

Publicar un comentario