Nunca antes me había sentido mejor. Todo lo que quería ya lo tenía, y por si fuera poco te tenía a ti, a mi lado, hablando sin la menor preocupación, como si el tiempo no pasase por nosotros. Tenía la sensación de que todo esto no era real, de que solo era fruto de mi imaginación pero entonces me pusiste las dos manos sobre la cara y me preguntaste: <<¿Me estás escuchando?>>
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