domingo, 9 de septiembre de 2012

Quieres pensar que no estás sola, pero no tienes con quién llorar.

Intentas recordar como has llegado hasta aquí, pero tu mente se cierra. Cada vez que te paras a pensar en todo lo que sufriste, todo lo que luchaste, ves todo lo que se quedó a medio camino. La múltitud de sensaciones que perdiste no sólo por mostrárselas a la persona incorrecta sino también por aferrarte a una ilusión que mantenías taponada desde pequeña.
Y ahora que por fin tu mente deja paso a los recuerdos, tu cuerpo se derrumba, tus ojos se inundan y tu corazón se contrae de tal forma que no deja otra opción que sufrir, llorar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario